137/2018
CON
LUZ PROPIA
Muchas veces
me he preguntado dónde está ese punto exacto, esa invisible condición
indefinida que convierte a algunas personas en una especie de astros con luz propia;
o, lo que es lo mismo: en estrellas capaces de constelar en su entorno la
calidez del mundo más desamparado.
Durante años he picoteado aquí y allá, en
los archivos que voy guardando pacientemente en mi memoria, tratando de
descubrir el misterio que hace que existan esas personas, de las que inconscientemente
suelo convertirme en satélite, buscando recibir su luz, siquiera sea por unos
momentos que se convierten en gloriosos.
Creo poder decir que anoche tuve la fortuna de vislumbrar
el origen de ese halo en una muchachita de mi Pueblo que, con pocos años aún en
el recuento, es ya sin duda una gran mujer. Una espléndida mujer de
la que se puede aprender más de lo que uno cree, sin que ellas mismas
sean capaces de percibir todo lo que nos siguen enseñando a quienes seguimos dispuestos a seguir
aprendiendo.
¿Qué tiene
Estefanía Canalejo para brillar con luz propia?
Yo diría que se tiene a ella misma, porque en
sus genes lleva la esencia de mujeres irrepetibles en este Pueblo.
Ani Canalejo y su arte |
La magnifica cocina de "El Paraiso de Mágina" |
Pero
volvamos a la cena de anoche.
El Paraiso de Mágina |
Si buena fue
la Noche Buena de anoche, por el calor humano y por la cercanía impagable de
toda esa familia casi propia (o quizá apropiada) que son los Canalejo, (de
cuyos orígenes tendré que hablar más largo en algún momento, cuando encuentre
las palabras exactas para referir la vida de Ana, la gran madre precursora), lo realmente maravilloso fue descubrir por fin el gran
secreto de Estefanía, que no es otro que
el de un “si-es, no-es”, un Yin y un Yan perfectamente imbricados, equilibrados
y armónicos: ella sabe ESCUCHAR. Y escucha abierta
de acogedora sonrisa, como si en lo que le dicen le fuera la vida a quien le
habla.
Además, ella sabe
HABLAR cuando le llega su turno, con tanta gracia, y con tal humildad, preñada
de sutil sabiduría que quien la escucha no puede por menos que preguntarse:
¡Ay, señor, ¿por qué no la escucharía yo antes!
Si,
metidos a eventuales astrónomos numerarios, dividiéramos a las personas en “gente-estrella” (de las de luz propia), y “gente-planeta” (de las de luz por encargo), Estefanía Canalejo sería una estrella
eternamente titilante.
Ella, además de SABER ESCUCHAR como ya he
dicho, NUNCA AFIRMA con esa rotundidad petulante con la que muchas de las “personas-planeta”
reducen/mos a sus/ nuestros interlocutores al silencio de un “qué sabrás tú que
yo no sepa” que suena a desprecio en adobo y carencias de no se sabe bien qué.
Eso sí: ella tiene dos o tres cosas muy claras, que formula casi pidiendo disculpas, con perspectivas personalísimas,
que en modo alguno intenta siquiera imponer como verdades de fe. El resto de
sus creencias las apunta como posibles con derecho a equivocarse ella y que sea
su interlocutor quien tenga la razón.
Además, Estefanía NO TIENE SENTIDO DEL
RIDÍCULO, y, sin hacerse rogar, en
cuanto se lo insinúan, se convierte en una deliciosa imitadora “expresionaria”,
que igual nos transporta al acento cubano de los grandes campos de algodón de Dios
sabe cuándo con un “aquí tié, usté,
amita, su poztlecito rico”, mientras nos acerca el plato de los polvorones,
que nos encoge el alma y las pajarillas desde la severidad telefónica de un supuesto
funcionario de hacienda (que son los que más miedo meten se diga lo que se
diga) advirtiendo, vía bromazo de llamada extemporánea al anochecer, de la
inminente visita de un inspector dispuesto a todo. Y, cuando digo “a todo”,
digo “a todo”, hasta a provocarle un torozón al “inocente-inocente”.
Una cálida
escucha activa, junto a la valoración de un genuino respeto a las posiciones
de cualquiera de sus interlocutores y su finísimo sentido del
humor, con el que reírse de sí misma si llega el caso, son -creo yo-
lo que hacer de esta criatura una espléndida mujer, de esas que da Sierra
Mágina a manos llenas.
Castillo de Bedmar |
En “CasaMágica”. En un 25 de Diciembre de
2018