miércoles, 27 de julio de 2016

HASTA QUE LA MUERTE NOS REÚNA



 Tal día como hoy…


En un 27 de Julio de 1984
        Fue un 27 de Julio de hace muchos años. 

        Camino de Nerja, donde nos casamos, nos detuvimos en Bedmar, el pueblo que me vio nacer, y corté unas ramas de olivo, el árbol de la paz, que convertí en mi ramo de novia. 

        Mi vestido lo menos parecido posible a uno de ceremonia de casamiento clásica para que a los hijos de él, -siete- no les recordara a su fallecida madre, fue elegido, sin embargo, con amor, pensando en lo verde y blanco de mi tierra. Él, igualmente de blanco, eligió una corbata azul celeste para que también su Galicia estuviera presente en nuestra tardía ceremonia.


       Luego, tras muchos años en los que de todo hubo ‑gracias a Dios-, él se fue, quebrantando la promesa de no irse antes que yo. 



       Y yo quebranté el “hasta que la muerte nos separe” escribiendo este poema que incluí en el Poemario DOLIENDAS, ése con el que me liberé de fantasmas de carencias y comencé a aprender a caminar con el andador de la ausencia:
       ¡Va por usted!
       ¡Hasta que la muerte nos reuna!

En “CasaChina”. En un 27 de Julio de 2016




3/2013

LA ESTIRPE DE LAS COSAS

Van saliendo tus cosas del hogar
vestidas de sí mismas:
ayer una chaqueta sin tu espalda,
 hoy la pluma
que usabas en el  Banco.
Tus abrigos
inquietos
se enfrentan al invierno que coagula
el helor de la sangre
sintiéndose inservibles
sobre unos hombros nuevos que aún no sienten frio.
Culebrean las corbatas


pródigas de color y de largura
saliendo del letargo de la cómoda,
ese mueble que ya no te contiene
porque tú
transido de cansancio y seducido
por la absurda distancia de la muerte
te has metido en el cuadro del recuerdo
y desde allí nos miras con asombro
por no necesitar tanta minucia.

Alguien llama a la puerta.
Alguien me pide ahora uno de tus bolígrafos
y yo se lo regalo
simulando tu voz y tu ternura.
Luego miro al azar hacia tu sombra
pero no estás ahí donde te busco.
Te estás yendo
con cada cosa tuya que me deja.

Será mejor –cavilo-
vaciarme de tus cosas
por si vuelve el amor vestido de un Tú nuevo.

Quiero que me descubra bien vacía
de la estirpe marchita
de tanto desaliento.

GavYola en CasaChina. En un 24 de Enero de 2013.

HASTA QUE LA MUERTE NOS REUNA





 Tal día como hoy…


        Fue un 27 de Julio de hace muchos años. 



        Camino de Nerja, donde nos casamos, paramos en Bedmar, el pueblo que me vio nacer, y corté unas ramas de olivo, el árbol de la paz, que convertí en mi ramo de novia. 


        Mi vestido lo menos parecido posible a uno de ceremonia de casamiento clásica para que a los hijos de él, -siete- no les recordara a su fallecida madre, fue elegido, sin embargo, pensando en lo verde y lo blanco de mi tierra. Él, también de blanco, eligió una corbata azul celeste para que también su Galicia estuviera presente en nuestra tardía ceremonia 


       Luego, tras muchos años en los que de todo hubo ‑gracias a Dios- él se fue, quebrantando la promesa de no irse antes que yo. 




       Y yo quebranté el “hasta que la muerte nos separe” escribiendo este poema que incluí en el Poemario DOLIENDAS, ése con el que me liberé de fantasmas de ausencia y comencé a aprender a caminar con el andador de la ausencia:
       ¡Va por usted!
       ¡Hasta que la muerte nos reuna!

En “CasaChina”. En un 27 de Julio de 2016




3/2013

LA ESTIRPE DE LAS COSAS

Van saliendo tus cosas del hogar
vestidas de sí mismas:
ayer una chaqueta sin tu espalda,
 hoy la pluma
que usabas en el  Banco.
Tus abrigos
inquietos
se enfrentan al invierno que coagula
el helor de la sangre
sintiéndose inservibles
sobre unos hombros nuevos que aún no sienten frio.
Culebrean las corbatas


pródigas de color y de largura
saliendo del letargo de la cómoda,
ese mueble que ya no te contiene
porque tú
transido de cansancio y seducido
por la absurda distancia de la muerte
te has metido en el cuadro del recuerdo
y desde allí nos miras con asombro
por no necesitar tanta minucia.

Alguien llama a la puerta.
Alguien me pide ahora uno de tus bolígrafos
y yo se lo regalo
simulando tu voz y tu ternura.
Luego miro al azar hacia tu sombra
pero no estás ahí donde te busco.
Te estás yendo
con cada cosa tuya que me deja.

Será mejor –cavilo-
vaciarme de tus cosas
por si vuelve el amor vestido de un Tú nuevo.

Quiero que me descubra bien vacía
de la estirpe marchita
de tanto desaliento.

GavYola en CasaChina. En un 24 de Enero de 2013.