Tal día como hoy…
Camino de Nerja,
donde nos casamos, nos detuvimos en Bedmar, el pueblo que me vio nacer, y corté unas
ramas de olivo, el árbol de la paz, que convertí en mi ramo de novia.
Mi
vestido lo menos parecido posible a uno de ceremonia de casamiento clásica para
que a los hijos de él, -siete- no les recordara a su fallecida madre, fue
elegido, sin embargo, con amor, pensando en lo verde y blanco de mi tierra. Él,
igualmente de blanco, eligió una corbata azul celeste para que también su Galicia
estuviera presente en nuestra tardía ceremonia.
Luego, tras muchos años en los que de todo hubo ‑gracias a
Dios-, él se fue, quebrantando la promesa de no irse antes que yo.
Y yo quebranté
el “hasta que la muerte nos separe” escribiendo este poema que incluí en el
Poemario DOLIENDAS, ése con el que me liberé de fantasmas de carencias y comencé
a aprender a caminar con el andador de la ausencia:
¡Va por usted!
¡Hasta que la muerte nos reuna!
En “CasaChina”. En un 27 de Julio de
2016
3/2013
LA ESTIRPE DE LAS COSAS
vestidas de sí
mismas:
ayer una chaqueta sin
tu espalda,
hoy la pluma
que usabas en el Banco.
Tus abrigos
inquietos
se enfrentan al
invierno que coagula
el helor de la sangre
sintiéndose inservibles
sobre unos hombros
nuevos que aún no sienten frio.
Culebrean las
corbatas
pródigas de color y
de largura
saliendo del letargo
de la cómoda,
ese mueble que ya no
te contiene
porque tú
transido de cansancio
y seducido
por la absurda
distancia de la muerte
te has metido en el
cuadro del recuerdo
y desde allí nos
miras con asombro
por no necesitar
tanta minucia.
Alguien llama a la
puerta.
Alguien me pide ahora
uno de tus bolígrafos
y yo se lo regalo
simulando tu voz y tu
ternura.
Luego miro al azar hacia
tu sombra
pero no estás ahí
donde te busco.
Te estás yendo
con cada cosa tuya
que me deja.
Será mejor –cavilo-
vaciarme de tus cosas
por si vuelve el amor
vestido de un Tú nuevo.
Quiero que me
descubra bien vacía
de la estirpe
marchita
de tanto desaliento.
GavYola en CasaChina. En un 24 de Enero de 2013.