jueves, 23 de abril de 2015

MAGINEROSOS®



1 En un 23 de Abril de 2015. Día del Libro
Bedmar Foto de Blas Rivera
Ser Magineroso, como el sufijo “oso” indica, no es sino una cualidad que denota la abundancia que nos es propia a todos los que de aquellos peñascales de Sierra Mágina descendemos, por nacimiento o por estirpe. Abundancia que no por exuberante es mejor o peor, sino simplemente, eso: “…OSOS” y “…OSAS”, que a sus estrecheces le echan una pieza de la misma tela, aunque –como decía Luisa, la modista de mi pueblo, tenga la color sin desteñir- para hacer holgadas las “senaguas” sin tener que lamentarnos de que las hechuras no nos caben en las atavíos.
El Barranquillo

De esta forma, agregando a nuestra sustantividad de cualquier orden, que es lo mismo que nuestra condición, ese sufijo, podemos decir que, en primer lugar, SOMOS PRODIGI-OSOS, porque en nosotros se aúnan todos los prodigios y todas las magias que mentarse pueda.
Hace ya muchos años, tomé como marca propia la de MÁGINA MÁGICA®, y de tales mágicas tierras no pueden sino nacer estos MAGINEROSOS a los que, desde este mismo día, me voy a referir, tomando de aquí y de allá leyendas y churreteos de los que aún se siguen contando para hablar de nuestras MAGIAS DE MÁGINA®.

Somos los de los “Juancaballo” del Aznaitín, plasmado por el escultor Esteban Jamete, como al desgaire, en uno de los frisos de la Iglesia del Salvador de Úbeda. Los de “el Tesoro del Toro” y “los Minguillos” de Bedmar; los de “Las Caras de Belmez”, -Belmez de la Moraleda-; los de “El Santo Custodio” del Salobrar, pedanía de Noalejo; los de el bueno de San Pachuelo de Albanchez de Mágina, ese pobretico mío de San Francisco de Asís al que, en años de sequía, dicen las malas lenguas que arriman a un despeñadero mientras le rezan fervorosamente, con esa manera única que tienen de pronunciar la “CH” por aquellos riscos: “San Pachuelo, o llueve hogaño, o te echamos…”. Y claro está, mi pobre San Pachuelo, temiéndose ser voleado bocalante a lugar tan cuestabajo por el que pueda “esfarrarse”, o, lo que es peor: ser desterrado a inquietante  La Cueva de los Esqueletos, se pone a pedirle al Jefe Supremo que se prodigue en lluvias con sus paisanos, no sea que se les arrodeen las querencias y se vea esfarata’o. Eso por no hablar de lo de la leyenda de La Cruz de Requena, que cuenta las desventuras del pobre pastor de Jódar acarreando al diablo sobre sus espaldas; o del Cristo de los tres Huevos de la anteriormente Cabrilla y ahora Cabra del Santo Cristo, con quien compite Cambil y su leyenda del Cristo del Mármol, o Campillo de Arenas y su Capilla  de La Virgen de la Cabeza en Cantarranas y sus fiestas de Moros y Cristianos, que para eso estaban guardando el estrecho paso entre los dos reinos; o ese milagro que comparten Huelma, como anfitriona del milagro en su ermita de La Fuensanta, y Mata Bejid aportando a la enfermilla precisa para que naciera la leyenda de Juana Ortega Gómez,  milagrosamente sanada de una tisis el 5 de agosto de 1912 con sólo envolverse en un lienzo remojado en las aguas del pozo del andurrial donde se levanta la ermita. ¡Ay! Pero ¡Las cuevas! Sí, esas cuevas propias de los pedregales calizos, como la Cueva de la Graja de Jimena, lleniquitica de pinturas rupestres que hablan de magias ancestrales. O la Cueva de los Moros de Bedmar, la del farallón, que dicen que le dio nombre al Pueblo cuando lo de los Moros, que la mentaban como Al-Matmar –bajo la cueva-.
A la postre, somos tan MAGI-OSOS los Mágicos MAGINER-OSOS de Sierra Mágina que bueno será comenzar hoy, precisamente hoy, DIA DEL LIBRO, esta croniquilla fronteriza en la que lo literario y lo primoroso, envuelto en las MAGIAS DE MÁGINA se resumen por aquellas tierras en un dicho enfático:
¡Qué arte tienes, Sierra Mágina! ¡Si es que eres un primor!

 A MODO DE DOCUMENTACIÓN: